sábado, 22 de septiembre de 2007

Revolución Caliente

Siempre que he dado una caminata, a la luz de la noche, un fin de semana por el Parque Kennedy, tengo la suerte de ser testigo de una leyenda viva, de presenciar una estampa limeña que adorna aún nuestras curiosas calles y parques con su pregón de "Revolución Caliente, pa' rechinar los dientes"- los pregones son los cantos o frases de los vendedores limeños de antaño en las calles anunciando su mercadería- se trata de don Leonidas Gonzáles, un peculiar personaje que conserva una tradición culinaria y cultural a través del tiempo, a menudo no pasa desapercibido, no sólo por la forma tan genial de anunciar su pregón sino también porque se le encuentra con su lamparita y un saco blanco de tela en donde se encuentra lo que ofrece: una suerte de pequeños bizcochuelos dulces y tostados envueltos en papel, un típico dulce limeño denominado Revolución Caliente. Él es el último pregonero reconocido como tal por la Municipalidad de Lima, cada vez que lo veo o escucho esa voz que se me hace ahora más familiar, puedo trasladarme por un instante al pasado, a esa Lima de antaño, a su historia, sus costumbres, sus casas, sus jirones, sus personajes; en la cual me hubiera gustado vivir muchas cosas. Gracias a figuras como don Leonidas conservamos nuestra historia, la vivimos nuevamente, nos acercamos a ella y valoramos más esta ciudad tan antagónica, de diversos matices, bella y fea a la vez, antigua y joven, Lima la gris, Lima querida , pero siempre con aires de tradición como la Revolución Caliente...

A las siete la mazamorrera, a las ocho el heladero, a las nueve el viejo sacristán que salía a pedir limosna y se juntaba con el vendedor de un dulce -que hasta el día de hoy lo encontramos en Lima-y que dice así:
“Revolución caliente,
música para los dientes,
azúcar clavo y canela,
para rechinar las muelas”

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