Y pensar que pensábamos en lo mismo mientras estábamos en la sierra. Si uno pudiera llamar a las personas con el pensamiento, con una pestañada (como dice una amiga mía), tal vez todo sería más fácil. Lo vio después de tanto tiempo y le había gustado tanto, le había dejado una gran huella como persona.
Esa noche por fin encontré respuesta a muchas preguntas que rondaban mi mente, preguntas abiertas que por fin habían encajado con las situaciones, personas, momentos, lugares, etc.
-¿Por qué no me llamaste luego? Aún pensaba en ti...
-Es que no había conexión, solo por las mañanas, cuando hablaba contigo, y bueno como que las nueve de la mañana no era la hora más romántica. Sin embargo, cuando hablaba contigo te quedabas conmigo todo el día.
Ambos se miraron y sonrieron, pero ahora ambos estaban en otra "situación". Lo que les daba un poco de curiosidad eran interrogantes como ¿que habría pasado si...? ¿y si yo hubiera hecho esto o aquello? ¿qué pasaría si...?